Un padre estaba observando a su hijo pequeño que trataba de mover una maceta con flores muy pesada. El pequeño se esforzaba, sudaba, pero no conseguía desplazar la maceta ni un milímetro.
- ¿Has empleado todas tus fuerzas?, le preguntó el padre.
- Sí, respondió el niño.
- No,- replicó el padre.- Aún no me has pedido que te ayude.
No hay comentarios:
Publicar un comentario