PLACENTOFAGIA: SI NO TE GUSTA, NO TE LA COMAS




Estas líneas van dirigidas a Julio Basulto, diplomado en Diplomado en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad de Barcelona. Y a tod@s aquell@s que han difundido su texto: " Placentofagia (comerse la placenta): no lo haga" publicado en la web www.comeronocomer.es en abril de 2014, y que añado al final de este artículo.

Me parece estupendo que alguien rechace la idea de comerse la placenta. En principio la solución es clara: procure no comérsela. Ni en albóndigas, ni con patatas, ni en ali-oli ni en escabeche. No me parece tan estupendo que exhorte a los demás  “No lo haga”. Sobre todo cuando esta recomendación no la basa en nada más sólido que en sus propios prejuicios.

Habla de que la posibilidad de comerse la placenta cruda tendría como resultado altamente posible “que un nutrido grupo de población contraiga una intoxicación de incierto final”. Suena trágico. Por eso lo subrayo, porque es ridículo. Suena a cataclismo, a peste bubónica, a alarmismo 100%. No se me ocurre cómo podría pasar tal suceso, a no ser que se empiecen a comer las placentas crudas llenas de moscas en la plaza del pueblo, obligando a todo el que pase a tragarse un bocado… Las personas que consumen la placenta cruda (que sí, existen) son muy poco numerosas, como se indica en la bibliografía consultada por el señor Basulto, y lo hacen discretamente en la intimidad de su hogar. ¿Cómo se va a expandir la supuesta infección? Vamos a las cifras, a los datos: ¿Tasa de consulta en Urgencias de mujer puérpera con gastroenteritis aguda tras ingesta de placenta contaminada? Si alguien me lo puede aportar, se lo agradezco. Estamos ante un problema terrible de Salud Pública. Movilización ya.

Este señor afirma sin rubor que la placentofagia no aparece “en ninguno de los tratados de alimentación que soporta la estantería que tengo justo encima de su cabeza mientras escribo” (sic). Otro profesional que confunde el mapa con el territorio. “No me he comprado el libro, ergo eso no existe o es algo muy malo”. Ninguna novedad.

No esgrime ningún argumento científico en contra de la placentofagia (probablemente, porque no ha encontrado NI UNO que esgrimir). ¿Dónde están esas investigaciones publicadas en revistas indexadas, con revisión por pares, llevadas a cabo en una amplia muestra de seres humanos (lo subrayo adrede, por si esta parte se la salta) que haya sido seguida durante suficiente tiempo como para poder detectar los supuestos efectos negativos de esta práctica? Por favor, en humanos, no en cabras ni camellas, nada de experimentar con animales que no es ético.

¿Que no hay evidencia sólida en contra? Pues entonces, lo que los científicos serios suelen recomendar es: investíguese. Aváncese en ese campo. Apórtese luz. 

Por el momento, sus comentarios en contra de la placentofagia no tienen más peso que los de las páginas web que él mismo critica, incluidas las que proporcionan recetas para hacerse la placenta con lentejas o rebozada.

Cita al Dr. William B Ober, que en 1979 en sus “Notas sobre la placentofagia”, repasa aspectos históricos sobre el tema, concluyendo que en su opinión el motivo más plausible por el cual el ser humano en determinadas circunstancias se ha comido la placenta se llama “hambre”. Lástima, no cita a Mark Kristal, de la Universidad de Nueva York en Buffalo que en 1991 afirmó que la ingestión de la placenta y de los líquidos acompañantes supone el inicio de la relación madre-hijo. Y que comer la placenta supone la toma de analgésicos que se llaman, en conjunto, Factor de Aumento del Opioide de la Placenta (POEF, en inglés) que probablemente tienen como función reducir las molestias tras el parto.

Sobre el trabajo publicado en 2010 por Young, sólo resalta que concluye que “la casi ausencia de placentofagia en la sociedad humana es evidente”, al igual que Cremers en 2014. Prefiere no comentar que los autores animan a investigar los potenciales beneficios y/o riesgos para la salud de su consumo ya que un pequeño, pero creciente, número de mujeres parecen interesadas en esta práctica.

Cita a la revista “Ecology of food and nutrition” que publica en 2013 una encuesta realizada a 198 mujeres que declaraban haberse comido su propia placenta. Aunque acepta que mayoría de las encuestadas declaró que les había sentado divinamente, Basulto entiende que los propios encuestadores dudan “de lo lindo” (sic) que la experiencia positiva vaya más allá del efecto placebo. A ver, centrémonos. Es una encuesta de satisfacción. A lo único que puede aspirar, es a llegar a conocer la satisfacción, y  concluye que es GRANDE. Los autores afirman humildemente que hacen falta más estudios sobre el tema. Muy de acuerdo. Todo lo demás entra en el terreno de la conjetura. Como limitación del estudio señala que las mujeres “placentofágicas” lo hacen convencidas de que ello les va a proporcionar beneficios, y es posible que omitan cualquier efecto adverso y magnifiquen la experiencia. Claro, pero por la misma razón una mujer que duda de la ingesta de placenta le sirva para nada, probablemente si llegase a consumirla, minimizará sus efectos positivos y magnificará los negativos si existen. Nada nuevo bajo el sol.

Después habla de esta página, “Parir en libertad, nacer con respeto”, que publicó 2012 un texto llamado “Placentofagia. ¿Excentricidad o inteligencia?”. Y se permite la incorrección de comentar que no aporta bibliografía. (Ninguna, insiste). Pero si hubiese leído con atención, (cosa que es evidente que no hizo), hubiese podido comprobar que se cita el trabajo publicado en la revista de divulgación científica "Gen-T" Nª3 "Placenta Humana: Sabiduría genética, instinto inteligente", por el Dr Sergio Sánchez Suárez y su equipo del Centro Médico de Investigación Canarias biomédica. Recomiendo a Basulto su lectura, sobre todo el párrafo en el que comenta “ el asco y los prejuicios son vendas que impiden avanzar a la ciencia, el necio juzga sin ni siquiera mirar”. El mismo equipo en el año 2003 también puso en marcha el proyecto “Estudio Bromatológico de la Placenta Humana”. Manejan de la hipótesis de que las hormonas que contiene la placenta sean un poderoso antídoto frente a la hemorragia y la depresión postparto. Es un ejemplo de acercamiento a este tema tabú desde un punto de vista científico, pero respetuoso a la vez.

Para este profesional, el hecho de que la placenta filtre las sustancias nocivas durante el embarazo es clave, al considerar la placenta una especie de depósito-basurero donde nos 
"asegura" queda atrapado el cadmio, níquel, dioxinas furanos y mil pestes más que circulan por la sangre de las embarazadas (¿qué comen? ¿puré de neumático?). Primero, debería recordar que la barrera placentaria permite que la atraviesen moléculas de pequeño tamaño, virus y drogas. Por ello es por lo que las mujeres gestantes suelen cuidar muy mucho lo que comen y los tóxicos con los que están en contacto. Porque probablemente llegan a su bebé intraútero y,  SÍ, afectan a su desarrollo cerebral y a su futura salud. Segundo, la placenta no " atrapa" los tóxicos. De existir, la mayoría de estas sustancias vuelve al torrente circulatorio materno. Tercero, los compuestos nocivos consumidos a lo largo de la vida se acumulan en el tejido graso de nuestro cuerpo. El embarazo y la lactancia movilizan estas reservas grasas al aparato circulatorio. Si la mujer tiene furanos en la placenta… ¡ los tiene/tuvo en sangre! ¡¡¡Los tiene y acumula en la grasa de su leche!!! Terrible. Y animamos a las mujeres a darles pecho a los niños, así, a lo loco. 

Para estas mujeres con cadmio y níquel en sangre, la gran pregunta no es si la placentofagia les conviene. La gran pregunta es ¿a que esperan para quitar los metales pesados de su dieta?.

Eso por no hablar de compuestos presentes en los fármacos que haya podido tomar la madre durante la gestación. Basulto teme que al ingerir la placenta la mujer esté consumiendo restos de los mismos. ¡Un momento! si lo toma en el embarazo… se supone que deben ser seguros, con cero posibles efectos negativos para su hijo: la mayoría, por no decir todos, atraviesan la placenta. Pensemos en fármacos seguros para los fetos pero peligrosos para los adultos...a ver...Pues no, no se me ocurre ninguno. 

Moraleja: cuida lo que comes toda tu vida. De ello depende tu salud y la de tus potenciales hijos. Cuídate sobre todo en el embarazo y en la lactancia. Cómete la placenta si te apetece, si eres una mujer sana y no desayunas dioxinas con cola-cao. Cómetela sabiendo que sus posibles efectos beneficiosos, por ahora son hipótesis basadas en pruebas empíricas. Cómetela sabiendo que no se han demostrado efectos adversos.

Y si te da asquito, o te parece una ridiculez de frikis, por favor, NO lo hagas. Hazte unos huevos con chorizo y andando.

Susana Iglesias, Matrona (Universisdad de Santiago de Compostela)

BIBLIOGRAFÍA
*Kristal, M.B. 1980. Placentophagia: A biobehavioral enigma (or De gustibus non disputandum est). Neuroscience & Biobehavioral Reviews 4: 141-.150.
*Kristal, M.B. 1991. Enhancement of opioide-mediated analgesia: A solution to the enigma of placentophagia. Neuroscience & Biobehavioral Reviews 15: 425-435.
*Menges, M. 2007. Evolutionbiologische aspekte der Plazentophagie. Anthropologie Anzeiger Ecol Food Nutr. 2010 Nov-Dec;49(6):467-84. doi: 10.1080/03670244.2010.524106.
*Young SM1, Benyshek DC.In search of human placentophagy: a cross-cultural survey of human placenta consumption, disposal practices, and cultural beliefs.Health Care Women Int. 2014 Feb;35(2):113-9. doi: 10.1080/07399332.2013.798325. Epub 2013 Jul 17.
*Cremers GE1, Low KG. Attitudes toward placentophagy: a brief report. Health Care Women Int. 2014;35(2):113-9.
*Selander J, Cantor A, Young SM, Benyshek DC. Human maternal placentophagy: a survey of self-reported motivations and experiences associated with placenta consumption. Ecol Food Nutr. 2013;52(2):93-115.



El artículo de Julio Basulto:

Sé que voy a ganarme unos cuantos enemigos (más) por escribir este texto, pero me he levantado pensando aquello de “si no lo digo exploto”. Me parece estupendo que alguien considere romántico plantar la placenta tras el parto junto a la semilla de un baobab. Pero hacer albóndigas con la placenta y comérsela junto a unas judías verdes salteadas, pues ya no me parece tan bien, como amplío más abajo. Llámenme escrupuloso, pero tengo por costumbre no ingerir lo que mi cuerpo ha decidido expulsar. Si la propuesta pasa por comerse la placenta cruda (“para que no pierda sus beneficiosas cualidades”), entonces me parece fatal. La posibilidad de que un nutrido grupo de población contraiga una intoxicación de incierto final es bastante alta.
Todo esto viene a que hoy he recibido otro mail (que no será el último) de una embarazada pidiéndome argumentos en contra de la placentofagia (comerse la placenta tras el parto). Lo que me piden no es fácil. Conozco bastante bien el temario que se imparte en las 22 universidades españolas de Nutrición Humana y Dietética y, créanme, la placentofagia no está en el currículum académico. Tampoco aparece en ninguno de los tratados de alimentación que soporta la estantería que tengo justo encima de mi cabeza mientras escribo estas líneas.
Dándole vueltas a este asunto me he dado cuenta de que en realidad yo no debería esgrimir argumentos en contra de la placentofagia, que es lo que me piden las amables gestantes, sino que alguien debería aportarme sólidas pruebas científicas a favor. No aceptaré como  ”sólidas pruebas científicas” justificaciones como las que siguen: “lo dice un ginecólogo”, “aparece en una página web a favor del parto natural”, “es una práctica ancestral” (como la guerra), “lo hacen muchos mamíferos” (también duermen en el suelo, no se lavan los dientes y no han leído un libro en su vida, y no por ello les imitamos), y mucho menos “Tom Cruise siempre lo hace, y mira qué sanísimo está” (¿no estará sanísimo por ser multimillonario?).
Quiero ver con mis propios ojos artículos científicos serios a favor de la placentofagia (¿leyeron ya el texto “Señalar al melón como causa de su pudrimiento, ensayo aleatorizado y controlado”?). Quiero poder examinar investigaciones que estén publicadas en revistas indexadas, con revisión por pares, llevadas a cabo en una amplia muestra deseres humanos (lo he subrayado adrede) que haya sido seguida durante suficiente tiempo como para poder detectar tanto los supuestos efectos positivos de esta práctica, como los negativos. Si pone “placentophagy” en PubMed (www.pubmed.gov) verá que de eso no hay ni por asomo.
He subrayado “seres humanos”, porque los estudios en ratas, cabras, vacas u otros mamíferos no me valen. En agosto de 2013, “Neurology Today”, la revista oficial de la Academia Americana de Neurología publicaba un texto con un título que habla por sí solo: ¿Por qué los resultados de modelos animales a menudo no se traducen en resultados clínicos?”. Los humanos no somos iguales que el resto de mamíferos en una larga lista de aspectos fisiológicos y metabólicos. Pero hay otros factores que invalidan los estudios en animales, tales como su diseño (que suele ser defectuoso), su análisis estadístico (cuestionable) y la tendencia de las revistas científicas a publicar más a menudo los estudios con resultados positivos que los que revelan resultados negativos.  Esto por no hablar de cuestiones éticas relacionadas con la experimentación en animales. He citado en la bibliografía algunos artículos sobre el tema (Beauchamp TL et al., 2014; Choe Smith CU, 2014; Hajar R, 2011; Valeo T, 2013), pero pueden ampliarlo consultando los apartados “Ethics”, “Threats to researchers” y “Alternatives to animal testing” de este texto de la Wikipedia:http://en.wikipedia.org/wiki/Animal_testing
Otro argumento muy manido es “a lo largo de la historia muchas civilizaciones se han comido la placenta”. Este asunto fue analizado en profundidad en 1979 por el Dr. William B Ober, en la revista “Bulletin of the New York Academy of Medicine”. Su interesante texto “Notas sobre la placentofagia”, repasa aspectos históricos sobre el tema y detalla que las pruebas que justifiquen que la mujer o el hombre hayan practicado la placentofagia a lo largo de la historia son “escasas”. Ober concluye que el motivo más plausible por el cual el ser humano en determinadas circunstancias se ha comido la placenta se llama “hambre”. Nada de “sabiduría ancestral” o entelequias por el estilo. No extraña, por tanto, la respuesta que dió la Dra. Maggie Blott, obstetra y portavoz de la Real Colegio de Obstetras y Ginecólogos (Londres), al ser entrevistada por la BBC en 2006 en relación al tema: “No hay ninguna justificación médica [para comerse la placenta]. Los animales se comen su placenta para obtener nutrientes, pero en seres humanos bien alimentados, no hay beneficios, no existen razones para hacerlo”. Totalmente de acuerdo.
En todo caso, un análisis más reciente, publicado en 2010 (Young SM y Benyshek DC, 2010), revisó 179 sociedades humanas para concluir que la ausencia de la placentofagia es “conspicua”. A la misma conclusión llegó un estudio publicado en febrero de 2014 (Cremers GE y Low KG, 2014).
Es posible que caiga en sus manos un power point que cita un estudio de 2013 con supuestas pruebas a favor de la placentofagia, así que lo analizaremos de cerca. La revista “Ecology of food and nutrition” publicó una encuesta realizada a 198 mujeres que declaraban haberse comido la placenta. El 80% se la tomó “encapsulada”, un proceso que consiste en cocinarla, deshidratarla y meterla en cápsulas. Un 7% se comió la placenta cruda (repito: no lo  haga, el riesgo de contraer una intoxicación es alto) y el resto cocinada. Aunque un 24% reportó aspectos negativos, la mayoría de las encuestadas declaró que les había sentado divinamente. Sin embargo, los responsables de la encuesta (Selander J et al., 2013) se muestran escépticos sobre este particular. Se nota de lo lindo cuando se preguntan: “¿En qué medida las experiencias subjetivas positivas reportadas por las mujeres en nuestra encuesta van más allá de las relacionados con los efectos del placebo?”. Y también cuando afirman: “Hacen falta más estudios que determinen si los beneficios descritos se extienden más allá del efecto placebo, o están distorsionados por la naturaleza de la muestra estudiada”.
Esto último es una manera fina de decir que, como las mujeres “placentofágicas” lo hacen convencidas de que ello les va a proporcionar beneficios, es posible que omitan cualquier efecto adverso y magnifiquen la experiencia. De hecho, Selander y colaboradores indican que “las mujeres que han participado en nuestra encuesta probablemente representan una muestra sesgada de las madres que han participado en placentofagia, ya que reclutamos a las participantes en sitios de apoyo a esta práctica”. 
Es momento de entrar en una de tantas páginas web que están a favor de la placentofagia. Una de ellas se denomina “Parir en libertad, nacer con respeto”, y publicó en 2012 un texto llamado “Placentofagia. Excentricidad o inteligencia?” (sic). Comienza así: “Además de actuar como barrera que impide el paso de sustancias nocivas para el normal desarrollo del futuro bebé [...]” para dedicar a renglón seguido decenas de líneas a explicarnos lo nutritiva, inmunoestimulante, antidepresiva y favorecedora de la lactancia que es la placenta al pil-pil. ¿Bibliografía? Ninguna. Pero volvamos a la primera línea: la placenta actúa “como barrera que impide el paso de sustancias nocivas para el normal desarrollo del futuro bebé”. Vamos a ver: si la placenta filtra y retiene las sustancias nocivas (que lo hace), comérsela no parece lo más sensato, por más “neuroendocrinorestauradora” que sea. ¿Han oído hablar del mercurio, del cadmio, de la acrilamida, de la solanina, de las dioxinas, de los furanos o de las sustancias perfluoroalquiladas? Yo sí. Les aseguro que muchas de dichas sustancias se quedan en la placenta. Eso por no hablar de compuestos presentes en los fármacos que haya podido tomar la madre durante la gestación. Comerse la placenta encapsulada, guisada con patatas o, mucho peor, cruda, es una muy mala idea. Si no me creen, les invito a que pongan en la base de datos de estudios biomédicos PubMed (www.pubmed.gov), la siguiente estrategia de búsqueda:
("Prenatal Exposure Delayed Effects/chemically induced"[MeSH Terms]) AND "humans"[Filter]
Si tienen un rato, lean los 668 artículos que aparecen a día de hoy (20 de abril de 2014). Creo que se les pasarán las ganas de catar una “placenta al alioli balsámico de mercurio aromatizada con escabeche de compuestos organoclorados”…
Nota: Muy agradecido a mi amiga Mar Alegre por ponerme en la pista de este placentario (que no placentero) asunto.
P.D. (21 de abril de 2014). Desde su cuenta de Twitter, Belén (@Hanauma1), a quien le agradezco que me permita compartir aquí su reflexión, comenta otro posible motivo por el que muchos animales se comen la placenta tras el parto: "eliminan pistas del nacimiento".
Bibliografía
  • BBC News UK. Why eat a placenta? 18 de abril de 2006. En línea:http://news.bbc.co.uk/2/hi/uk_news/magazine/4918290.stm
  • Beauchamp TL, Ferdowsian HR, Gluck JP. Rethinking the ethics of research involving nonhuman animals: introduction. Theor Med Bioeth. 2014;35(2):91-6. doi: 10.1007/s11017-014-9291-7. 
  • Choe Smith CU. Confronting ethical permissibility in animal research: rejecting a common assumption and extending a principle of justice. Theor Med Bioeth. 2014 Mar 22. [Epub ahead of print].
  • Cremers GE, Low KG. Attitudes toward placentophagy: a brief report. Health Care Women Int. 2014;35(2):113-9.
  • Hajar R. Animal testing and medicine. Heart Views. 2011;12(1):42.
  • Ober WB. Notes on placentophagy. Bull N Y Acad Med. 1979;55(6):591-9.
  • Selander J, Cantor A, Young SM, Benyshek DC. Human maternal placentophagy: a survey of self-reported motivations and experiences associated with placenta consumption. Ecol Food Nutr. 2013;52(2):93-115. 
  • Valeo T. New IOM Report: Why Results from Animal Models Don't Often Translate into Clinical Results. Neurology Today. 2013;13(16): 24–28.
  • Young SM, Benyshek DC. In search of human placentophagy: a cross-cultural survey of human placenta consumption, disposal practices, and cultural beliefs. Ecol Food Nutr. 2010;49(6):467-84.

CARTA ABIERTA A LAS DOULAS (DE UNA MATRONA)



Doula siendo quemada en la hoguera, tras un juicio justo.

Querida Doula:

Hace tiempo pienso en escribirte. Y es que desde hace años vengo observando como tú, y tus compañeras de “pseudoprofesión” estáis  alterando la salud biopsicosocial de muchas matronas decentes, y con título oficial, que me rodean. Contentas nos tenéis.


Yo  no te conozco en persona, pero te puedo imaginar perfectamente,  con cuernos y rabo,  y causante de numerosos males y enfermedades que campan por el mundo a sus anchas.  O, por lo menos, eso me han contado…


Es cierto: la vuestra no es una profesión reglada, ni regulada, ni nada que se le parezca. No tenéis un título. El Ministerio de Sanidad español  no os avala. Es cierto que tampoco avala ninguna terapia “natural”. Por lo tanto, homeópatas, acupuntores, maestros de Reiki, quiroprácticos y demás son otro gran grupo de cantamañanas y vendedores de humo.  Pero eso, es otra historia.


Es cierto que nuestra profesión tiene en este momento importantes retos que afrontar. El reconocimiento económico justo de nuestra especialidad, entre otras. La “amortización” de plazas, injustificable. Matronas en paro… Quizá podríamos dedicar nuestra energía a menesteres más productivos…pero no.  Primero, a por las doulas.


Es cierto, muy pocas mujeres saben que existís. De entre  estas, son menos las que deciden que necesitan vuestros “servicios” en algún momento del embarazo, parto, o puerperio. Por ello, a alguien le podría parecer ridículo que las doulas provoquen tanta inquietud en el mundo matronil. Pero…eso también es otra historia.


Y es cierto, la denostada figura de la doula, en otros países de nuestro entorno es un profesional  respetado. Es habitual que las mujeres recurran  a sus servicios,  que en algunos casos están cubiertos incluso por la seguridad social. Pero… “Spain is different”, querida doula. Seguro que lo comprenderás.


Es cierto que  Michel Odent, el gran gurú del Parto Humanizado, (o respetuoso hacia la madre y el bebé),  tiene en cuenta a las doulas como profesionales “ideales” a la hora de acompañar el parto. Participa sin complejos en la formación de doulas en distintos países y todavía no ha sido quemado en la hoguera…quizá por ser hombre. Quizá por ser obstetra. No deja de ser interesante como muchas matronas (con título oficial) lo tienen en un pedestal, pero pueden olvidar esta parte de su discurso sin problema alguno.  Fenómeno conocido como “amnesia electiva”.


Es cierto que algunas, (muy pocas), mujeres que recurren a una doula lo hacen porque no han sentido afinidad alguna por la matrona que las “debería” atender.  Y en vez de buscar otra matrona con la que sí sintonicen, prefieren contratar una doula, sin preparación universitaria alguna, pero quizá con una actitud diferente. E incluso deciden pagarles por su acompañamiento y “mimos”. Y eso es algo que se debe evitar a toda costa. Porque más vale que esté sola, que mal acompañada.


Es cierto que a las matronas, que somos una profesión seria, nos gusta trabajar con la evidencia científica y estamos a lo último en cuanto a conocimientos sobre maternidad. Por ello, todas nosotras conocemos de primera mano estudios que hablan de los beneficios del apoyo emocional de la doula (1-8). Esto no nos impide hacer “campaña”, incluso en los periódicos, (y cuando nos dejen, en la tele) explicando los graves riesgos a los que se expone una mujer embarazada cuando se deja aconsejar por estas  mujeres impías.  ¿Alguien conoce de primera mano a una mujer que haya sido perjudicada por el acompañamiento o los terribles consejos aportados por una doula?  Yo no. Pero podría existir, y es algo muy preocupante (aunque no sea científico). Y es que a veces, la ciencia está sobrevalorada. Y los prejuicios se inventaron para algo.


Porque el intrusismo es algo perverso. Sobre todo, en estos momentos de crisis económica.  ¿Qué hay ginecólogos, masajistas,  enfermeros, fisioterapeutas, y otros profesionales  que llevan años desarrollando impunemente nuestras funciones? ¿Que cada día, en base a un sistema de obediencia jerárquica  insoportable, permitimos que obstetras entorpezcan el embarazo normal, el parto normal, la lactancia normal o el puerperio normal  de cientos de mujeres, siendo ese el campo que después defendemos ferozmente de las doulas? Quizás. Es muy probable. ¿Pero qué podemos hacer nosotras? Cierto que conozco alguna mujer cuya vida sexual o reproductiva ha quedado un poco malparada después de un encuentro de estos profesionales (con y sin título oficial). Pero, por ahora, hay que enfocarse en algún enemigo, que la dispersión es muy mala. Y vamos a empezar por las doulas, pero después…ya veremos. 


Y por último, querida, es importante recordar ese tema candente últimamente, el empoderamiento de la mujer, y su capacidad de tomar decisiones informadas responsables. Toda matrona que se precie está de acuerdo en que la mejor capacitada para decidir sobre su cuerpo y su vida,y su dinero, es la propia mujer. Eso sí (y ahora empieza la letra pequeña), siempre que esta libertad no la lleve a escoger a una doula como acompañante en el parto, o en el embarazo, o en el duelo de un hijo perdido. Porque entonces, ya no es libre: es TONTA. O inconsciente. O está siendo manipulada o engañada. Todas conocemos a alguna doula que se ha hecho rica estafando mujeres inocentes… ¿o no?


Y tú me dirás que las escasas mujeres que se deciden por contratar los servicios de una doula suelen ser, paradójicamente, de las que más se preocupan por tener un embarazo y un parto y una crianza, respetuosos  y conscientes. 

Y yo te diré que el límite entre la libertad y la tontería es muy delicado, y hay que estar vigilante.

Saludos, Doula.


PD: Si nos hubiésemos conocido antes del s XVIII, seríamos colegas. Si tuviese memoria histórica…pero no la tengo. Suerte para mí.






1    - Chor J, Hill B, Martins S, Mistretta S, Patel A, Gilliam M. Doula support during first trimester surgical abortion: A randomized controlled trial. Am J Obstet Gynecol. 2014 Jun 28. pii: S0002-9378(14)00632-2. 
2.      - Gjerdingen DK1, McGovern P, Pratt R, Johnson L, Crow S.Postpartum doula and peer telephone support for postpartum depression: a pilot randomized controlled trial. J Prim Care Community Health. 2013 Jan;4(1):36-43.
3.      -  Silva RM1, Barros NF, Jorge HM, Melo LP, Ferreira Junior AR.Qualitative evidence of monitoring by doulas during labor and childbirth Cien Saude Colet. 2012 Oct;17(10):2783-94.
4.      - Martin S,Landry S, Steelman L, Kennell JH, Mcgrath S. Los efectos en la interacción entre la madre y el niño a los dos meses, con el apoyo de la Doula durante el trabajo de parto. Comportamiento y desarrollo del niño, 21:556, 1998.
5.     -  Kozhimannil KB1, Hardeman RR, Attanasio LB, Blauer-Peterson C, O'Brien M. Doula care, birth outcomes, and costs among Medicaid beneficiaries Am J Public Health. 2013 Apr;103(4):e113-21.
6.      - Ballen LE1, Fulcher AJ.Nurses and doulas: complementary roles to provide optimal maternity care. J Obstet Gynecol Neonatal Nurs. 2006 Mar-Apr;35(2):304-11.
7.    - Gruber KJ, Cupito SH, Dobson CF. Impact of doulas on healthy birth outcomes.
J Perinat Educ. 2013 Winter;22(1):49-58.
8.     -Gordon NP, Walton D, McADam E, Derman J, Gallitero G, Garrett L. Los efectos de proveer Doulas del hospital en hospitales de la organización del mantenimiento de la salud. Obstet Gynecol, 93(3):422-426, 1999.

Homeopatía de Placenta


ATENCIÓN, AVISO IMPORTANTE

Antes de leer este artículo sobre la homeopatía de placenta, te recomendamos leer estas 10 puntualizaciones para que no tengas una mala experiencia:

1.-Este artículo no pretende convencer de el consumo de esta homeopatía, sino de informar de su existencia, y de sus indicaciones. Para más aclaraciones sobre la diferencia entre informar y convencer, se aconseja consultar con su diccionario más cercano.

2.-Las personas escépticas sobre la homeopatía y otras terapias alternativas, tienen infinidad de Blogs donde dejar sus opiniones por escrito, allí serán aplaudidos y ovacionados. Una simple búsqueda en Google y encontraréis cientos, ¡no estáis solos!. En esta página no reproduciremos ni un sólo comentario en contra de la homeopatía, gracias.

3.-El Ministerio de Sanidad español, en el año 2011, ha publicado un informe sobre la terpaias naturales, que puede ser consultado en este enlace: http://www.msssi.gob.es/novedades/docs/analisisSituacionTNatu.pdf .En él se afirma que "la homeopatía no ha probado definitivamente su eficacia en ninguna indicación o situación clínica concreta y los resultados de los ensayos clínicos disponibles son muy contradictorios". Si esto te sugiere que la homeopatía es un engaño y no tiene utilidad alguna, te recomendamos volver al punto 2.

4.-En España el 24% de la población hace uso de las terapias naturales, entre ellas la homeopatía. De momento no existe regulación sobre una disciplina que ejercen 60.000 profesionales. La homeopatía se utiliza en más de 80 países, sobre todo europeos. Si esto te sugiere que la homeopatía es un cuento chino, vuelve al punto 2.
Actualmente, la homeopatía se utiliza en más de 80 países, principalmente en Europa, donde en algunos casos como Francia, Inglaterra, Suiza, Alemania... incluso forma parte de las prestaciones de los sistemas sanitarios. Además, se estima que más de 100.000 médicos y 300 millones de pacientes en todo el mundo utilizan este método terapéutico frecuentemente o de forma sistemática1 - See more at: http://www.boiron.es/conocimiento-uso-homeopatia#sthash.QrE2MxeO.dpuf
Actualmente, la homeopatía se utiliza en más de 80 países, principalmente en Europa, donde en algunos casos como Francia, Inglaterra, Suiza, Alemania... incluso forma parte de las prestaciones de los sistemas sanitarios. Además, se estima que más de 100.000 médicos y 300 millones de pacientes en todo el mundo utilizan este método terapéutico frecuentemente o de forma sistemática1 - See more at: http://www.boiron.es/conocimiento-uso-homeopatia#sthash.QrE2MxeO.dpufi esto te sugiere que la homeopatía es un engaño y no tiene utilidad alguna, te recomendamos volver al punto 2.
Actualmente, la homeopatía se utiliza en más de 80 países, principalmente en Europa, donde en algunos casos como Francia, Inglaterra, Suiza, Alemania... incluso forma parte de las prestaciones de los sistemas sanitarios. Además, se estima que más de 100.000 médicos y 300 millones de pacientes en todo el mundo utilizan este método terapéutico frecuentemente o de forma sistemática1 - See more at: http://www.boiron.es/conocimiento-uso-homeopatia#sthash.QrE2MxeO.dpuf
Actualmente, la homeopatía se utiliza en más de 80 países, principalmente en Europa, donde en algunos casos como Francia, Inglaterra, Suiza, Alemania... incluso forma parte de las prestaciones de los sistemas sanitarios. Además, se estima que más de 100.000 médicos y 300 millones de pacientes en todo el mundo utilizan este método terapéutico frecuentemente o de forma sistemática1 - See more at: http://www.boiron.es/conocimiento-uso-homeopatia#sthash.QrE2MxeO.dpuf
Actualmente, la homeopatía se utiliza en más de 80 países, principalmente en Europa, donde en algunos casos como Francia, Inglaterra, Suiza, Alemania... incluso forma parte de las prestaciones de los sistemas sanitarios. Además, se estima que más de 100.000 médicos y 300 millones de pacientes en todo el mundo utilizan este método terapéutico frecuentemente o de forma sistemática1 - See more at: http://www.boiron.es/conocimiento-uso-homeopatia#sthash.QrE2MxeO.dpufSi esto te sugiere que la homeopatía es un engaño y no tiene utilidad alguna, te recomendamos volver al punto 2.

5.-La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce oficialmente la terapéutica homeopática desde 1978, aunque no la regula ni normaliza; sin embargo, recomienda aplicar esta disciplina en todos los sistemas de salud en el mundo. Se estima según datos ofrecidos por la OMS que cerca de 500 millones de personas reciben tratamiento homeopático en todo el mundo. Si esto te sugiere que la homeopatía es un engaño y no tiene utilidad alguna, te recomendamos volver al punto 2.

6.-En distintas Universidades españolas se ofertan masters sobre Homeopatía dirigidos a médicos, farmacéuticos, psicólogos y veterinarios, entre otros. Si esto te hace pensar que la homeopatía es una farsa, vuelve al punto 2.

7.-El efecto placebo, que se relaciona mucho con la homeopatía, no es un efecto perverso: causa bienestar y mejora de los síntomas. De hecho, cualquier tratamiento ( jarabe para la tos, acupuntura, antibióticos..) siempre incluye este efecto placebo.

8.-La homepoatía de placenta consiste en un molde energético de este órgano. No existe posibilidad alguna de intoxicarse o infectarse por usar este remedio homeopático. No puede considerarse canibalismo tratarse con homeopatía de placenta. Si usted es un escéptico de la homeopatía, además de necesitar leer el punto 2, sabrá que si no acepta la parte " energética" de este tratamiento, simplemente está tomando unas inofensivas bolitas de azúcar.

9.-Todos los problemas de salud que pueden ser tratados con homeopatía de placenta tienen una alternativa de tratamiento alopático/convencional. Si es usted un escéptico de la homeopatía, además de leerse el punto 2, le aconsejamos que acuda a su médico de cabecera, se compre los fármacos que le recete, y se lea prospecto. Verá que el 99% tienen efectos secundarios y/o efectos adversos o no deseados, pero ese es el mejor tratamiento para usted y le deseamos una pronta recuperación.
estos medicamentos tienen la ventaja de que en general, no presentan contraindicaciones, interacciones medicamentosas ni efectos adversos relevantes relacionados con la toma del medicamento, por lo que se recomiendan habitualmente para todo tipo de pacientes, incluso niños, embarazadas y enfermos polimedicados - See more at: http://www.boiron.es/homeopatia-que-es#sthash.FMoBgh3G.dpuf

10. Los ciudadanos tenemos derecho a tomar decisiones sobre nuestra propia salud. Para ellos necesitamos información, no opiniones. No se ha demostrado que ninguna homeopatía sea perjudicial para la salud, o tenga efectos secundarios. Incluso puede combinarse con tratamientos convencionales, por lo que no supone tener que abandonarlos. Por lo tanto, mientras no se demuestre algún efecto no deseado de la homeopatía, es una opción de tratamiento para el 25% de la población española. Y a quien no le guste, que se lea el punto 2.


Y, ahora sí, el sencillo artículo que tanto " altera" a algun@s:

 
HOMEOPATÍA DE PLACENTA:

Un remedio para usar en caso de enfermedad, shock, cambios (salida de dientes, comienza a caminar, comienza la guardería o el colegio, ha tenido un hermanito, os habéis cambiado de casa, separación de los padres) y también cuando intuyas que es preciso. 

Placenta Humanum, ha sido homeopáticamente probada en Wales por Biggs y Gwillum, en el año 2000 para identificar sus acciones terapéuticas e indicaciones para uso clínico.

Es una preparación específica e individual, destinada a una persona. La homeopatía de placenta conserva el molde de todas las sustancias químicas de la placenta, inmunológicas, hormonales, de crecimiento, etc

La placenta es una estructura de origen fetal, es decir: le pertenece al bebé y no a su madre. De hecho, las características genéticas de la placenta son idénticas a las del bebé en formación. Contiene el “saber” de todas sus potencialidades.

El uso fundamental de la homeopatía placentaria es estimular el desarrollo inmunológico en el recién nacido – niño – adolescente. 

Se usa ante casos de ictericia del recién nacido, infecciones, enfermedades autoinmunes; en la adolescencia, ante trastornos de índole hormonal como el acné, dismenorrea, etc.

Se puede usar en la menarquia; y también como estimulador inmune durante el crecimiento del niño, a los 7, 14 y 21 años por cambios hormonales y físico anímico- espirituales que se dan en esas etapas.

Simplemente con una pequeña muestra de la placenta de tu bebé ( aprox 1 cm cuadrado) se puede realizar este poderoso y natural remedio. Para ello puede conservarse en alcohol de 90º en un pequeño frasco en la nevera. Antes de 30 días debe prepararse el remedio homeopático.

Se recomienda generalmente la preparación de diluciones homeopáticas bajas de dichas preparaciones, para tratar eventualmente en variadas problemáticas de salud de origen inmunitario, infeccioso, del niño, de la madre, o incluso de sus hermanos.

Las diluciones empleadas en el curso de las enfermedades infecciosas corrientes, fiebre, resfriados, etc. son las bajas, 5CH, 7CH, 9CH, que se emplean de forma progresiva hasta los 7 años de edad.
 

Hasta hace relativamente poco tiempo, era posible encargar en algunas farmacias gallegas remedios homeopáticos a partir de una pequeña muestra de placenta, como es posible en otros países europeos. 

En la actualidad, en toda España, la manipulación de órganos humanos para realizar tratamientos fuera de los circuitos hospitalarios está  prohibida por las leyes. Por este motivo, en las farmacias españolas, ya no es posible realizar dichos remedios homeopáticos, ni participar en el proceso de tramitación o entrega al paciente.

Debido a ello, los padres que deseen realizar esta preparación deberán dirigirse a países como Bélgica, Suiza y Alemania en los que todavía es legal. También pueden contactar con algún homeópata en su entorno, discreto y dispuesto a realizar la preparación; o hacerlo un@ mism@ con mucha paciencia, tiempo y dedicación. 

Si deseas más información sobre el tema o estás pensando en la posibilidad de hacer un remedio homeopático con la placenta de tu hijo, puedes ponerte en contacto con nosotros mandando un correo a matronasu@gmail.com.

Remedio homeopático de placenta

Cuando destetar es un acto de amor. Fidel Romero Salord















Parece que hay dos caminos que recorren
la maternidad en direcciones opuestas
el adiestramiento implacable, tan eficaz como inhumano.
y la atención al deseo del niño tan querido en este foro.
Yo, que me encuentro más cómodo en el filo de la herejía
que en el regazo de los dogmas,
me planteo que a veces, no siempre, ni tampoco para todos
hay un momento en que los dientes permiten otros alimentos
el gateo marca una distancia
y un "no" a duras penas balbuceado abre
una grieta en el cálido abrazo materno.
y entonces, a veces, no siempre, ni tampoco necesariamente para todas
amar es renunciar a que el abrazo sea lazo
y que el bebé sea sólo "el bebé de su madre"
y la madre sea "todo-suya", y el yo materno sea "todo-su-yo"
y entonces, a veces, no siempre, quizás
alguien decide dejar de ser mamá-madre
y devenir mujer-madre
y tomar de nuevo completa posesión del pecho propio
y entonces, ojalá, no siempre, ni tampoco para todos
hay un hombre-padre que descubre que ha valido la pena aguardar
cuidando de la hembra y del nido
y acoge con amor el hijo generosamente entregado para llevarle desde el umbral de su
madre hacia el ancho mundo
y recibe el don de una mujer-mujer de carne y pecho.
y entonces, quizás, no siempre, no necesariamente
destetar sin urgencias ni demoras es un acto de amor
y el trago amargo de no ser imprescindible una entrega generosa
y renunciamos a las recetas mágicas, los consejos médicos y las normas universales para
asumir juntos con lucidez e incertidumbre,
la intensa aventura ser mujer y hombre, madre y padre.
 Fidel Romero Salor (foro “Crianza Natural” enero 2008)

El nacimiento como un laberinto. Pam England





El laberinto es un símbolo muy antiguo que aparece desde hace milenios en tierras tan diversas como Creta, Indonesia, Escandinavia, las Américas y Rusia. Se inscribe en la roca, en joyas o monedas, se pinta sobre cerámica, templos o manuscritos, y se realiza a gran escala mediante piedras en el suelo. 

Aunque un símbolo de por si nunca se deja explicar o interpretar por completo a través de las palabras, el laberinto se puede entender como un espejo o una metáfora del camino de la vida de los seres humanos – el viaje del alma, con todos sus retos, transformaciones, profundidades y descubrimientos.

El laberinto es especialmente útil para entender el viaje universal de cada rito de iniciación, toda experiencia en la cual dejamos una etapa de vida para iniciar otra, en la cual morimos simbólicamente para renacer con una nueva identidad, como el nacimiento, la pubertad, el paso de la adolescencia a la adultez, la maternidad, la menopausia, o la muerte, por nombrar algunas.

Si exploramos a través de distintas culturas las ceremonias que se crean para señalar esa transición de una etapa de vida a otra, típicamente encontramos tres fases secuenciales, fases que a la vez podemos ver reflejadas en el recorrido desde el umbral del laberinto hacia el centro y hacia fuera otra vez. (Aquí hablamos del laberinto en el que solo hay un camino posible para llegar al centro y salir otra vez – no tiene bifurcaciones ni caminos sin salida.)
Primero hay la fase de preparación, antes de cruzar el umbral para entrar en el laberinto. Se trata del momento en que se inicia el viaje, en el que rompemos con nuestra vida anterior y sabemos que nunca jamás seremos la misma persona. ¿Que es lo que estamos dejando? ¿A que vamos a dar a luz? Se necesita reflexión y preparación para el cambio importante que viene en nuestra vida.

Despues hay la fase de prueba, desde la entrada del laberinto hacia el centro. Esto supone un viaje a lo desconocido, una transición entre lo familiar y lo nuevo, en la cual embarcamos en una aventura para ir hacia nuestro centro más profundo, más allá de los limites de nuestra identidad anterior, una transformación profunda para renacer con una nueva identidad.

Por ultimo hay la fase de integración, el regreso desde el centro del laberinto hacia fuera. Es un camino necesario para recapitular todo lo ocurrido, para volver con una consciencia más amplia de quienes somos y para integrar este conocimiento en la próxima etapa de vida.

Cuando la comadrona y artista Pam England, creadora del programa de preparación al parto Birthing from Within, descubrió el símbolo del laberinto, le pareció una metáfora perfecta para el viaje psíquico y físico de una mujer durante el embarazo, parto y puerperio, y en seguida empezó a utilizarlo en sus clases para iniciar a mujeres embarazadas y sus parejas al rito de paso del nacimiento.

En estas clases, parejas embarazadas aprenden a dibujar su propio laberinto para personalizar ese rito de iniciación. Justo delante de la entrada al laberinto,  dibujan un símbolo propio de un umbral, una representación física del paso entre el mundo de la Doncella y el de la Madre, entre lo conocido y lo desconocido, lo mundano y lo sagrado, antes de adentrarse en el misterio del nacimiento.

Tambien dibujan dos huellas delante de su umbral para representar el momento actual en el cual están, en la fase de preparación, antes de que se pongan de parto y entren al laberinto. Delante de este umbral, es el momento de contemplar tus creencias, y las de nuestra cultura, sobre el embarazo, el nacimiento, los bebés, la crianza, el dolor, el amor, el instinto materno, el miedo a perder el control … Pregúntate: ¿estás soñando con un tipo de parto en concreto, un parto ideal? ¿O estas abierta a vivir y descubrir cada momento de este nacimiento con amor incondicional, sea como sea?

Preparada o no, cuando empiezan las primeras contracciones, o se rompen las aguas, serás proyectada a través de ese umbral invisible pero palpable y habrás entrado en el laberinto. Tal como el camino del laberinto, cuando caminamos por los primeros circuitos exteriores, largos y mas bien sencillos, durante la primera fase del parto puede haber etapas que evolucionan fácilmente, sin grandes cambios, por ejemplo durante las primeras horas o incluso días de contracciones espaciadas. De repente nos encontramos con una curva cerrada, un cambio de dirección imprevisto que es análogo a estos momentos inesperados y a veces desconcertantes que forman parte de cada parto y posparto. Te das cuenta que ahora no hay marcha atrás ni atajos para llegar al centro, al momento del nacimiento de tu bebé y el tuyo como madre.

Puede ser, tal como en un laberinto, que haya instantes en que te sientes perdida, no sabes cuanto has recorrido o cuanto falta para dar a luz, has perdido completamente la noción del tiempo. Dice Pam England: “Recuerda, en un laberinto, y cuando estas de parto, no hay nada que comprender, no tienes que ‘hacerlo bien’ para ganar amor o aprobación o para ser una ‘buena madre’… Haz lo mejor que puedas, tal como sabes en ese momento. Quiérete especialmente cuando estés perdida. Cuando no sepas qué hacer, vé paso a paso. Que sepas que llegarás al centro y volverás”.

La ultima trayectoria del laberinto tiene curvas cada vez más cerradas y sinuosas, y refleja la etapa más intensa del parto, en la cual es totalmente normal pasar por dudas o miedos importantes: dudas sobre si acabará, sobre si puedes, sobre si podrá salir tu bebé… Estás en la fase de prueba, tu iniciación, en la cual te ves desnuda con todas tus limitaciones y vulnerabilidad y estrategias mentales, y a la vez con tu poder y determinación y valentía.  El gran tesoro del viaje reside en tu forma única de entregarte a la intensidad y fuerza del proceso. “Cada mujer vive el misterio de su transformación física, psicológica y espiritual a su manera, tanto si da a luz en casa, en el quirófano, en el coche o en una cabaña en la selva” (Pam England).

En los grandes mitos, el centro es el lugar sagrado en donde cielo y tierra se cruzan, el lugar de la iluminación, cuando paras y dejas de luchar, un estado de gracia. Al final del viaje llegamos al centro, el momento cuando bebé, madre y padre nacen. Es como si se para el tiempo, estais en un lugar suspendido entre dos mundos. Los iniciados necesitan su tiempo para llegar, para adentrarse en su nueva vida.

El viaje del héroe, o de la heroína madre, no se ha acabado todavía. En un contexto social en el cual hay una enorme presión para volver a nuestra vida anterior – sin barriga, a retomar relaciones sexuales, a volver al trabajo – el laberinto en cambio nos recuerda que ya no somos la misma persona que antes, que no se puede precipitar la enorme transición del puerperio. Requiere su tiempo, poco a poco, para integrar la historia de tu parto y como lo viviste tú, para resituarte dentro de tu cuerpo cambiado, dolido al principio, para conocer a tu bebé y confiar en ti como madre, para adaptaros a la lactancia, a vuestra nueva realidad como pareja, o con amigos de antes, para acceptar la falta de sueño, para darte cuenta de que tus necesidades durante un tiempo pasan a un segundo plano, para integrar la muerte de la Doncella, y sentir las profundidades del amor quizas mas grande e incondicional de tu vida… ¿Cuanto tiempo puede durar el regreso?, preguntamos a parejas embarazadas. No estamos hablando aquí de meses, sino de la realidad de que hacen falta entre dos y tres años, después de un primer parto, para sentir que la mujer que eras antes y la madre que te has hecho se unen y se integran dentro del núcleo de tu ser, en la mujer-madre que ahora eres. ¡Bienvenida!

Nacimiento en éxtasis, parto orgásmico. Alejandro Jodorowsky


   Siglos de ideología masculinista han llegado a transformar el útero femenino en un nido pasivo e inerte, un lugar de sufrimiento. Toda mujer que haya reconquistado la integridad de su cuerpo ha experimentado la dimensión voluptuosa de la contracción uterina en el científicamente llamado “orgasmo útero anexial”.

  Después lo podrá experimentar en uno de esos partos orgásmicos que están siendo estudiados y que han comenzado ha ser descritos en nuestros días…Unas contracciones uterinas armoniosas son síntoma de salud, por tanto parir en éxtasis sería el colmo de la salud.

  Imaginemos por unos instantes lo que esta experiencia puede reproducir en el niño que está a punto de nacer:

“Las contracciones comienzan en el fondo del útero y van progresando hacia delante, como si fueran olas de un movimiento muscular impregnado de felicidad. El niño entonces coloca sus pues y su pelvis en medio de esta corriente con el deseo de dejarse llevar sin oponer resistencia. Poco a poco, las contracciones aumentan y el niño se integra con ellas como si formara parte de su propio esfuerzo. Las contracciones le impulsan hacia delante, incitándole a orientar su cráneo, todavía ovoidal, hacia los diámetros más holgados de la pelvis materna, para luego ir poco a poco deslizándose hacia el canal uterino. En esta total oscuridad bañada de un extático esfuerzo, su memoria celular le recuerda la existencia de la luz, y por medio de un movimiento ondulatorio que gira todo su cuerpo y ayudado por las contracciones maternas coloca su cabeza en dirección a esa luz que le espera. Una marea de oxitocina, la también llamada hormona del amor maternal, provoca una relajación de los ligamentos existentes entre las dos mitades del arco púbico, facilitando así el descenso. La boca del bebé, roza como en un beso, las paredes entre las cuales se mueve en espiral. El niño detrás de sí el líquido amniótico, que del alimento que era, se convierte en un lubrificante que le permite deslizarse con más facilidad. Así, el bebé puede ya girar la cabeza, lo que le evita golpeársela con las protuberancias del hueso sacro. Este último giro le permite frotarse contra las paredes de la vagina, fricciones que estimulan, entre otros, su sistema urinario, gastrointestinal y respiratorio. Las últimas contracciones, que son las más fuertes, alrededor de su tórax, le ayudan a vaciar el líquido contenido en su estómago y comenzar a respirar. Con toda la alegría que genera el trabajo bien hecho, el niño entra al mundo. Su primer contacto con el oxígeno no es doloroso ni forzado, sino que se lo va aportando el cordón umbilical que aún late y que algún médico o una enfermera no van a cortar antes del momento preciso. El agua matricial le unen a la madre, y la luz que el niño descubre al nacer y las primeras bocanadas de aire que respira le ligan al padre, que es aliento y el sol… Estos nacimientos extáticos son característicos de dioses, héroes, reyes y profetas... Todo nacimiento se fundamenta en ese deseo de nacer en medio de una felicidad plena.”


"Los padres como maestros".Borja Vilaseca.

Para poder criar a nuestros hijos, antes debemos emanciparnos emocionalmente de nuestros padres.


  Cuenta una historia que unos padres entregaron unas monedas a su hijo. No se sabe cuántas eran ni tampoco si estaban hechas de oro, de plata o de cobre. Y el joven, indignado, les gritó: “¡Estas no son las monedas que me merezco! ¡Qué injusticia!”. Seguidamente pegó un portazo y salió de casa de sus padres con el corazón inundado de dolor.

  Durante años, la lucha, el conflicto y el sufrimiento marcaron la vida de aquel joven. Sin monedas se le hacía muy difícil vivir. Por eso decidió ir a buscarlas a otra parte. Creyó que aparecerían al iniciar una relación de pareja. Poco después se casó, pero ni rastro de las monedas. Más tarde tuvo su primer hijo. “Seguro que las tiene él”, pensó. Un par de años más tarde confirmó que no era así. Movido por su tozudez, tuvo un segundo hijo. Pero las monedas tampoco estaban ahí.

  Casado y con dos hijos, no conseguía llenar su vacío. Su vida carecía de sentido. Y seguía sufriendo. Hacia los cuarenta años, el protagonista de esta historia decidió buscar un terapeuta. Tras un profundo proceso de autoconocimiento, finalmente se liberó del dolor y por fin vio con claridad dónde estaban las monedas. Con lágrimas en los ojos, volvió a casa de sus padres, pidió disculpas y les agradeció todo lo que habían hecho por él. Y entre abrazos les pidió que, por favor, le devolvieran las monedas: “Ahora sé que son las que necesito para ser feliz y seguir mi propio camino”. Al salir de casa de sus padres y despedirse cariñosamente de ellos notó cómo la lucha, el conflicto y el sufrimiento comenzaron a despedirse de él. En el momento en que aceptó, tomó y agradeció las monedas de sus padres, se reconcilió consigo mismo y con la vida.





"Depender de la aprobación de nuestros padres dificulta que seamos libres para seguir nuestro propio camino”
 
  Este cuento, inspirado en el libro ¿Dónde están las monedas?, de Joan Garriga, ilustra el camino que todos podemos elegir para resolver parte de nuestros conflictos internos. No en vano, la sombra de papá y mamá es alargada. Y esconde alguno de nuestros peores temores y se nutre de las heridas que más nos cuesta curar. De ahí que muchos adultos se hayan distanciado emocionalmente de sus padres.

  Debido a nuestra falta de madurez, los hijos solemos culpar a nuestros progenitores por el tipo de inseguridades, carencias y frustraciones que arrastramos desde la infancia y que se acentuaron durante la adolescencia. Y en definitiva, les negamos nuestro cariño porque ellos no nos quisieron como nos hubiese gustado. Sería maravilloso que todos los padres amaran a sus hijos como estos necesitan. Pero no es así. ¿Cómo nos van a querer nuestros padres si no saben apreciarse a sí mismos?

  Nuestros padres y madres, antes de esa condición, son seres humanos. Y tienen sus propias heridas. Nos quejamos de nuestra mochila emocional cuando en general ellos cargan con una maleta bastante más pesada. Nuestros progenitores lo han hecho lo mejor que han sabido. Esta es una lección de la vida que muchos aprendemos demasiado tarde. Normalmente cuando nos convertimos en padres y comprendemos lo desafiante y agotador que puede ser educar a un hijo. De pronto recordamos que de un día para otro dejaron de ser los protagonistas de sus propias vidas.


"Emanciparse emocionalmente de nuestros padres consiste en cortar definitivamente el cordón umbilical que nos mantiene atados a ellos."

  Depender de su aprobación dificulta que seamos libres para seguir nuestro propio camino en la vida. No en vano, convertirse en una persona adulta implica haber resuelto nuestros traumas de la infancia. El hecho de que sigamos en guerra con nuestros progenitores pone de manifiesto que seguimos sin sentirnos en paz con nosotros mismos. Por eso se dice que la adolescencia se sabe cuándo empieza, pero no cuándo termina.

  Dejar de esperar algo de nuestros padres, incluyendo que nos acepten, que nos apoyen y que nos quieran. Así es como empezamos a aceptarnos, apoyarnos y querernos, fortaleciendo la autoestima y confianza en nosotros mismos. El indicador más fiable de que hemos conquistado la madurez emocional es que estamos agradecidos por todo lo que hemos recibido de nuestros padres. O, mejor dicho, por el aprendizaje derivado de cómo se han relacionado con nosotros. Es cierto que hay hijos que han heredado falta de afecto, malos tratos e incluso deudas. Sin embargo, el viaje de la emancipación implica comprender que en cada problema o adversidad se esconde un aprendizaje oculto, que es precisamente el que necesitamos para conocernos y saber verdaderamente para qué estamos aquí.

  Al comprender y perdonar los errores de nuestros padres, nos liberamos de ellos. A partir de entonces, al mirar hacia atrás solo vemos gratitud. Y cada vez que caminamos hacia delante, nuestro corazón se llena de confianza. El primer paso para transitar esta senda consiste en cuestionar la manera en la que hemos interpretado nuestra historia familiar. Y seguir cuestionándola hasta que consigamos poner en orden el lugar de donde venimos, aceptando, valorando y agradeciendo de corazón las monedas que en su día nos entregaron.